Destrucción del patrimonio
La Biblioteca Nacional de España tiene como fin la conservación y divulgación del patrimonio escrito o impreso en castellano o en España. Pues bien en los últimos tiempos (digo esto porque no sabemos todavía en que momento sucedió lo siguiente) han acaecido una serie de sucesos lamentables en dicha institución. Los hechos son los siguientes:
- Un “investigador” argentino es recomendado por el embajador español en Buenos Aires.
- El individuo acude a la Biblioteca Nacional y tiene acceso a una serie de incunables.
- Se supone que tenía autorización especial y durante la manipulación de dichos documentos era controlado por los funcionarios de la institución.
- El susodicho arranca dos mapas de Ptolomeo (sólo hay 120 en el mundo) de sus respectivos libros.
- El “investigador” además destroza y roba en cuatro ejemplares más.
- Los empleados no se enteran de lo sucedido y no revisan los documentos entregados.
- El ladrón desaparece con lo robado y si te he visto no me acuerdo.
Pues bien las primeras consecuencias no se han hecho esperar ante el daño irreparable a esas piezas de valor incalculable. Rosa Regás, directora de la institución, dimitió presionada por el nuevo ministro de cultura, y digo nuevo porque casualmente semanas antes sustituyo a Carmen Calvo al frente de dicho ministerio. Demasiadas casualidades.
Para empezar el ladrón es un individuo sin moral si realmente se trata de un entendido en la materia, pues lo que realizó con los libros es algo atroz. Seguramente es un trabajo ya pactado con un cliente sin escrúpulos. Con toda probabilidad los funcionarios no han cumplido con su trabajo o están compinchados con el ladrón. Han rodado cabezas pero deben rodar más. En vez de proteger nuestro patrimonio, la directora ha dedicado la Biblioteca de todos los españoles a actos políticos tendenciosos sobre el republicanismo, permitiendo su destrucción con total impunidad. Señora Regás, váyase a su cubil oscuro y sectario a escribir basura, que bastante nos ha jodido ya.